miércoles, 29 de junio de 2016

Del Brexit a la Sorpresa

El pasado jueves los británicos votaron en referéndum la permanencia o la salida de su país de la Unión Europea. La salida ganó por casi un millón de votos. Si se mira el porcentaje, la victoria del brexit parece mínima (51,9%  vs. 48,1%).  Así, la aparente inofensiva promesa electoral del premier David Cameron para contentar a parte de su electorado, acabar con las luchas internas de los tories y atraer a parte de los votantes del partido neo-fascista UKIP, se transformaba en una guerra política que ha dividido a la sociedad británica en dos bloques. Guerra política en la que el bloque del brexit liderado por Nigel Farage (UKIP) y Boris Johnson (Conservador) y formado por la UKIP, parte del partido conservador y también algunos miembros del laborista que realizó una campaña pasional y apasionada se impuso al bloque del bremain liderado principalmente por el primer ministro David Cameron (Conservador) y formado principalmente por los laboristas y los liberales con el apoyo de Obama y los países de la UE que realizó una campaña un tanto apática.

Así, lo que en principio se presentó como un inofensivo referéndum en el que la permanencia en la Unión estaba asegurada se transformó en un grave problema europeo y británico con la victoria de la salida.

Las consecuencias a largo plazo (ya la iremos viendo) y están siendo graves: Escocia está pidiendo un nuevo referéndum de independencia para permanecer en la UE (opción que allí fue mayoritaria) e Irlanda del Norte se está planteando la reunificación con Irlanda (para seguir dentro de la UE), Cameron ya ha anunciado su cese para septiembre-octubre, el partido laborista aviva su cainismo, la libra cae a sus niveles más bajos y las futuras relaciones Reino Unido-Unión Europea están por determinar (pero seguramente no serán amables).

Para mi, el resultado fue un verdadero shock. No me lo esperaba para nada. Y lo que está claro es que el Reino Unido es menos fuera de la Unión Europea y que la Unión Europea es menos sin el Reino Unido. Por tanto, como europeo y cosmopolita me duele la salida del Reino Unido prácticamente igual que como si saliese España.

Una situación bastante similar se me presentó el domingo por la noche cuando veía que el Partido Popular, ese partido puro, decente, moderado, limpio y virginal, volvía a ganar las elecciones y aumentaba su nº de votos y escaños mientras el PSOE seguía bajando, Podemos veía el fracaso de su coalición y Ciudadanos veía como sus infieles votantes le abandonaban por el apoteósico, magnánimo y brillante Partido Popular, ese partido personificado en su ejemplar y locuaz presidente Mariano Rajoy que desde el balcón de la sede de Génova daba su discurso de victoria, su discurso más difícil, no sé si de elaborar o de entender por la complejidad y profundidad, por la cantidad de cultismos, subordinadas, referencias culturales, estructuras lógicas argumentativas y figuras retóricas; un discurso digno de grandes oradores como Cicerón, Churchill, Luther King o Fitzgerald Kennedy. (Discurso completo aquí). Pero que se le va hacer..., a pesar de estos 4 maravillosos años, España sigue siendo un país de derechas y de "abstenedores".


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