jueves, 27 de junio de 2019

España: acceso a la agenda política del problema de la obesidad


1.      Introducción.


La obesidad es un nuevo problema político que ha surgido como tal en el siglo XXI debido al incremento de la población que la padece y a las consecuencias para la salud y la esperanza de vida de esta enfermedad crónica multifactorial. Así, la obesidad ha dejado de ser concebida como un problema estético o meramente sanitario para ser tratado como un problema público y político que requiere soluciones.



2.      Atención del público y factores de evolución hasta su acceso a la agenda política.


Según Anthony Downs (1972: 38-59), existe un “ciclo de atención” de los problemas por parte del público cuyas fases serían las siguientes: 1) fase “preproblemática” (pocos informados e interesados, actores pioneros), 2) “descubrimiento de la alarma y del entusiasmo eufórico” (difusión progresiva, mediatización), 3) “realización del coste que supondría un progreso significante” (respuesta por parte del gobierno, soluciones), 4) “declive gradual del interés público intenso” (descenso de la atención, nuevos problemas) y 5) “fase postproblemática” (caída significativa de la atención: aburrimiento o saturación).

En el caso de la obesidad en España la fase preproblemática se extendió hasta los primeros años del siglo XXI. Hasta entonces solo había constituido un problema real para los científicos de la salud, especialmente para los pediatras ya que el foco de atención era la obesidad infanto-juvenil, siendo ésta la causa principal de la obesidad en la edad adulta. En 1990 se fundó la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO, 2019), sociedad científica multidisciplinar, con el objetivo de estudiar, divulgar, formar a profesionales de la salud, prevenir y tratar todos los aspectos relevantes relacionados con los problemas de sobrepeso. En estos años los pediatras alertan de que la obesidad infanto-juvenil es un problema sanitario y social de primer orden en el mundo desarrollado por su alta prevalencia (en el caso de España se estimaba que entre un 10 y un 20% de los adolescentes son obesos) y su relación con una mayor morbimortalidad (Ortega et al., 1996: 203) (Bustos et al., 1997:135). La presencia en los grandes medios de comunicación es inexistente, solo un artículo (en la sección Salud y Medicina) de El Mundo (04/06/1998) sitúa la obesidad en la agenda mediática como problema público y global: “La epidemia del siglo XXI” (Jauregui, 1998). El él se expone la alerta de los científicos de la OMS, la revista Circulation y Science por el incremento de la obesidad, no obstante, acota el problema a Estados Unidos, aunque admite la posibilidad de que la obesidad se extienda a otras zonas del planeta.

Con el cambio de siglo la obesidad, ya no solo la infanto-juvenil, pasa de ser un problema meramente de salud a ser un problema público emergiendo en la agenda de los medios de comunicación con un aumento paulatino de la difusión desde el año 2001. Se comienzan a publicar datos anuales y proyecciones a futuro que advierten a la población, además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2002 declara la obesidad como la “epidemia del siglo XXI” (AECOSAN, 2007). El problema entra en la fase de la alarma, así como en la agenda política y gubernamental, y la información es constante desde entonces. 

3.      Agenda de los medios de comunicación: marco del problema.


La agenda de los medios o agenda mediática sigue su propia lógica en desconexión relativa con la realidad, debido a presiones políticas y mercantiles. Los elementos que la determinan son la línea editorial, la tendencia política de su propietario o la presión del mercado.

En este trabajo se ha recurrido, en lo que a información proveniente de medios de comunicación se refiere, a los diarios El País y El Mundo (periódicos de pago de mayor tirada y de línea editorial, habitualmente, divergente)[1]. Respecto al problema de la obesidad, ambos lo han encuadrado en la sección de salud (en ocasiones en actualidad, ciencia o España), la mayoría de las noticias publicadas se refieren a datos oficiales provenientes de instituciones o publicaciones científicas, recurren a expertos y organizaciones especializadas para analizar los datos y los factores del problema (causas, consecuencias, soluciones…; incluso enfrentan las opiniones de diferentes técnicos sobre estas cuestiones), asi como a entidades públicas y supranacionales (OMS u OCDE), también elaboran reportajes sobre experiencias y testimonios de personas con obesidad, han informado con exhaustividad sobre las diferentes políticas implementadas por el gobierno central y por las comunidades autónomas, asimismo sobre las propuestas desde la UE y la OMS y sobre medidas aplicadas en otros países. Uno de los defectos que se les puede achacar es la no diferenciación clara entre obesidad y sobrepeso en la que, a veces, incurren. Así, en ambos medios ha primado un tratamiento objetivo y técnico del problema con información contrastable, lo cual podría extrapolarse al resto de medios de comunicación. Ello puede deberse a que la cuestión de la obesidad es independiente de la ideología.

4.      Acceso a la agenda gubernamental.


El problema de la obesidad entra definitivamente en 2005, con la aplicación de la Estrategia para la nutrición, actividad física y prevención de la obesidad (NAOS), en la agenda política y gubernamental, concretamente en la agenda coyuntural o sistémica (no en la institucional) por no ser competencia exclusiva del gobierno sino un asunto del ámbito privado que ha sido promovido por un conjunto de actores hasta llegar a convertirse en problema público que requiere regulación. Esto se produce en respuesta a la aprobación de la Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud en mayo de 2004 por la 57ª Asamblea Mundial de la Salud, debiendo los Estados miembros adaptar dicha estrategia a sus países (Ministerio de Sanidad y Consumo, 2005: 10).

Los actores que han logrado situar la obesidad en la agenda han sido: en una primera fase (años 90), los científicos de la salud (especialmente los pediatras) y otros expertos, además de asociaciones y organizaciones emergentes como la SEEDO (Aranceta et al., 2003); en una segunda fase, las grandes organizaciones, como la OMS (2004), la FAO (Latham, 2002) y la OCDE (2005), y los medios de comunicación y, en la última fase, el gobierno de España, los gobiernos autonómicos y la UE (Comisión de las Comunidades Europeas, 2005) que deciden incluir en sus agendas el problema, al considerarlo relevante, y comienzan a proyectar soluciones. Por otra parte, los grupos de presión (el lobby de la industria alimentaria) intentan bloquear algunas políticas públicas (eldiario.es, 2017) (Delle, 2019).

5.      Escenarios de entrada a la agenda política.


Los problemas políticos aparecen en la agenda a través de diferentes procesos, los cuales dan lugar a varios escenarios posibles según Cobb, Ross y Ross (1976: 126-138). Los procesos que llevaron a incluir el problema de la obesidad en la agenda gubernamental encajan en el escenario del “modelo de la iniciativa interna”. Aunque, previamente formaba parte de la agenda mediática y pública, el problema aterrizó en la agenda gubernamental porque el gobierno lo decidió por sí mismo. No hubo una movilización social liderada por un grupo externo a las instituciones políticas, ni la presión de la sociedad civil organizada fue decisiva. Fueron los propios datos, las alertas y las proyecciones a futuro de instituciones como la OMS o la OCDE los elementos que constituyeron la masa crítica que produjo la reacción del gobierno.

6.      Ventanas de oportunidad y corrientes de problemas.


Para Kingdon (1984) todo problema político está en la “sopa primitiva”, donde cada actor propone sus ideas, sus objetivos, sus proyectos y los temas que le parecen importantes. Para que se pase de esta sopa a un programa gubernamental estructurado es necesaria la reunión de dos o tres corrientes (una sola no es capaz de imponer un problema político en la agenda), éstas se desarrollan autónomamente y pueden generar cambios muy profundos abriendo una “ventana de oportunidad”, una posibilidad de dar una solución a un problema. En el caso de la obesidad han confluido dos corrientes, la de los “problemas” y la de las “políticas públicas”, que han dado lugar a una serie de medidas contra la obesidad por parte del Estado; la “corriente de la política” (de la lucha política diaria) no se ha desarrollado posiblemente debido a su escaso impacto mediático.

La corriente de los “problemas” consiste en el proceso de “problematización” por el cual un asunto social es convertido en un problema político pasando de la esfera privada a la agenda pública y política. Esta cuestión ya ha sido expuesto en el apartado 2 y 4 pero es posible ahondar en los dos procesos que implica: un “proceso de expansión” (Cobb y Elder, 1972) y una “inculpación” según un razonamiento basado en causas humanas.  

En lo relativo a la expansión, para que un asunto se erija como problema político necesita incluir cinco elementos: 1) “Grado de especificidad”: el concepto “obesidad” está definido por la OMS como el índice de masa corporal (IMC=masa/estatura2) superior a 30 kg/m² (OMS, n. d.). 2) “Grado de relevancia social”: afectaba al 13,7% de la población española en 2017 (INE, 2017: 3) y un 19% de los niños y un 17% de las niñas tienen obesidad en España (OMS), estando España a la cabeza del continente en obesidad infantil junto al resto de países del sur de Europa (Elsa Velasco, 2018). 3) “Relevancia temporal”: importantes consecuencias a futuro; 21% de españoles obesos en el 2030 (OCDE, 2017: 6). Consecuencias: diabetes tipo 2, hipertensión, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia cardiaca y otras enfermedades cardiovasculares (principal causa de muertes en el mundo), enfermedades gastrointestinales, problemas respiratorios y dermatológicos, varios tipos de cáncer (Clínic de Barcelona, n. d.). Además del sobrecoste para el Sistema Nacional de Salud. 4) “Nivel de complejidad”: es un asunto complejo con una pluralidad de causas. 5) “Existencia de precedentes históricos”: no es un problema clásico, es relativamente reciente, aunque no es excesivamente impactante y puede no atraer el interés de la opinión pública. En lo relativo a la “inculpación”, en el caso de la obesidad las causas son: una alimentación poco saludable (alimentos y bebidas ricas en grasa, sal y azúcares, con alto contenido calórico), el sedentarismo (reducción del ejercicio y actividad física), determinadas causas genéticas y el consumo de algunos medicamentos, como los antidepresivos (NICHD, n. d.).

La “corriente de las políticas públicas”: propuestas y medidas del Gobierno de España. Destacan la Estrategia NAOS del Ministerio de Sanidad (2005), el código PAOS (2005) y la Ley 17/2011, de 5 de julio, de seguridad alimentaria y nutrición, medidas orientadas a fomentar la alimentación saludable y segura y la práctica de la actividad física -creación de una red de laboratorios y órganos de control e inspección, control de la presencia de ácidos grasos saturados, ácidos grasos trans, sal y azúcares en los productos alimenticios, prohibiendo su presencia en el ámbito escolar, menús infantiles equilibrados en los comedores-, a facilitar una información más adecuada para ayudar al consumidor y a restringir la publicidad de alimentos y bebidas para menores de 15 años -prohibida en los colegios-. También es clave la creación del Observatorio de la Nutrición y de Estudio de la Obesidad (2013) para obtener información precisa y el Plan de colaboración para la mejora de la composición de los alimentos y bebidas y otras medidas 2020 (2018) cuyo objetivo era la reducción de azúcares añadidos, sal y grasas saturadas. La última medida notable, aunque está en fase de elaboración, es el NutriScore: un nuevo etiquetado voluntario de información nutricional, que aparecerá en el frontal de los envases y que tasa los alimentos siguiendo un sistema de cinco colores en función de sus calorías y su contenido en grasas saturadas, azúcar, sal, fibra y proteínas. El objetivo de la medida es permitir que los consumidores tomen una decisión informada para seguir una dieta más saludable, facilitando la identificación de aquellos alimentos malos para la salud.

7.      Conclusión


La obesidad es un problema que se encuentra todavía en la fase de alarma y de ideas que se está consolidando en la agenda mediática (es un tema intermitente que se está cronificando) y pública con la preocupación en auge de los ciudadanos por su alimentación (aceite de palma o el abuso del azúcar en los productos ultraprocesados) y la expansión y normalización de nuevas dietas como la ecológica, la vegetariana o la vegana. Por tanto, el problema de la obesidad estaría en el umbral de la tercera fase (“realización del coste”) en tanto que todavía se están pensando políticas de calado y el público está empezando a ser consciente de los esfuerzos que implica solucionar el problema. Es previsible que en el futuro vayan en aumento las políticas públicas que busquen hacer frente a este problema.

8.      Bibliografía

Aranceta Bartrina, Javier, Lluís Serra Majem, Lourdes Ribas Barba, Màrius Foz Sala, Carmen Pérez Rodrigo, Jesús Vioque López, Juan Llopis, Josep A. Tur Marí, José Mataix Verdú, Joan Quiles i Izquierdo, Rafael Tojo Sierra. 2003. “Prevalencia de obesidad en España: Estudio SEEDO 2000”, Medicina clínica, 120 (16): 608-612. Disponible en: https://seedo.es/images/site/documentacionConsenso/Prevalencia_obesidad_SEEDO_2000Med_Clin_2003.pdf
Bustos Lozano, Gerardo, Florentino Moreno Martín, M.A. Calderín Marrero, J.J. Martínez Quesada, E. Díaz Martínez y C. Arana Cañedo. 1997. “Estudio comparativo entre el consejo médico y la terapia grupal cognitivo conductual en el tratamiento de la obesidad infantojuvenil”, Anales Españoles de Pediatría, 47 (3): 135-143.
Clínic Barcelona. n. d. Obesidad. Complicaciones de la obesidad. Disponible en: https://portal.hospitalclinic.org/enfermedades/obesidad/evolucion-de-la-enfermedad
Cobb, Roger y C. Elder. 1972. Participation in American Politics. The Dynamics of Agenda Building. Baltimore: Johns Hopkins University Press.
Cobb, Roger, Jennie Keith Ross y Marc Howard Ross. 1976. “Agenda Building as a Comparative Political Process”, American Political Science Review, 70 (1): 126-138.
Comisión de las Comunidades Europeas. 2005. Libro Verde: “Fomentar una alimentación sana y la actividad física: una dimensión europea para la prevención del exceso de peso, la obesidad y las enfermedades crónicas”. Bruselas: Comisión de las Comunidades Europeas. Disponible en: http://ec.europa.eu/health/ph_determinants/life_style/nutrition/documents/nutrition_gp_es.pdf
Delle Femmenine, Laura. 2019. “La guerra de las etiquetas”, El País, 25 de enero. Disponible en: https://elpais.com/sociedad/2019/01/25/actualidad/1548427388_315116.html
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INE -Instituto Nacional de Estadística-. 2017. Notas de prensa. Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) Módulo de Salud. Disponible en: http://www.ine.es/prensa/ecv_2017_m.pdf
Jauregui, Pablo. 1998. “La epidemia del siglo XXI”, El Mundo, 4 de junio. Disponible en: https://www.elmundo.es/salud/297/04N0131.html
Kingdon, John. 1984: Agendas, Alternatives and Public Policies. Boston: Little Brown.
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Velasco, Elsa. 2017. “Los niños de España, entre los más obesos del mundo”, La Vanguardia, 24 de mayo. Disponible en: https://www.lavanguardia.com/ciencia/cuerpo-humano/20180524/443804037514/obesidad-infantil-espana-europa-paises-mediterraneos.html


[1] El número de publicaciones consultadas hace inviable citarlas todas. Las hemerotecas de ambos medios están digitalizadas y son accesibles al público.

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