El orden moral de la Modernidad o el sentido común Neoliberal
El orden moral consiste en las actividades
de la vida cotidiana gobernadas de acuerdo a reglas. Los miembros de una
sociedad encuentran y reconocen el orden moral como un curso de acción
normalmente perceptible, compuesto por escenas familiares de asuntos cotidianos
y por el mundo de la vida diaria reconocido y dado por sentado en común con
otros. Se refieren a este mundo como «los hechos naturales de la vida» que, para
los miembros son, de principio a fin, los hechos morales de la vida. Para ellos
no es sólo importante el hecho de que tales asuntos sean escenas familiares,
sino que lo son porque es moralmente correcto o incorrecto que así lo sean. Las
escenas familiares de actividades cotidianas, tratadas por los miembros como
«hechos naturales de la vida», constituyen hechos relevantes de la existencia
diaria de los miembros, como mundo real y como producto de actividades en un
mundo real. Tales escenas proveen lo «fijo», lo «esto es así» al cual nos
invita nuestro estado de vigilia[1]
La RAE define “sentido común”
como: “Capacidad de entender o juzgar de forma razonable”. La definición es
acertada pues el sentido común depende necesariamente de lo que se considere
“razonable” y, por tanto, de quién establezca lo “razonable” o lo
“no-razonable”. Así, nunca se puede entender el sentido común como una
inteligencia innata normal. Aunque, lo que está claro es que, el sentido común
puede llegar a ser “naturalizado” en la vida de las personas como algo normal,
como una ley moral universal, como un orden moral, que dicta como se debe
pensar y actuar para adaptarse a determinadas situaciones, salir adelante,
sobrevivir o prosperar. Es la forma normal de hacer las cosas, la forma normal
de pensar las cosas, la forma normal de ser humano. Entendiendo lo normal como
lo moralmente correcto. Con lo que quien establezca qué es lo razonable,
construirá el sentido común y, con él, el orden moral.